domingo, 6 de diciembre de 2009

ERMITAÑO

Un ermitaño o eremita es una persona solitaria que rehuye la compañía de los demás. Ermita procede del latín eremīta que a su vez deriva del griego ἐρημίτης o de ἔρημος que significa «desierto».
El ermitaño era el nombre dado desde el
siglo III al V a los cristianos que, ya para huir de las persecuciones, y para entregarse con toda libertad a la vida contemplativa y penitente, se refugiaron en los desiertos de Tebaida y comarcas vecinas y sucesivamente a todos los que se retiraron a lugares solitarios.
Se dice que el primer ermitaño fue
Pablo, el egipcio que vivió noventa años en el desierto (desde 250 a 340) y después de él se citan a San Palemón, San Antonio Abad, San Jerónimo, San Pacomio, San Macario, Simón el estilita, etc.[1]
Originalmente el ermitaño era un monje que fijaba su misión en el cuidado y protección de una ermita dedicada a algún santo y, por lo general, en algún territorio despoblado y poco visitado. El retiro del ermitaño se consideraba parte de su vida espiritual y de su entrega cristiana. Según ciertas leyendas[cita requerida] algunos de estos eremitas eran encerrados voluntariamente en una sala situada en lo alto de las ermitas. Estas salas carecían de puertas o de algún otro medio para entrar o salir, únicamente poseían una ventana pequeña por la que entraba algo de luz y por la cual la gente le subía comida y bebida utilizando una polea.
También se ha dado el nombre de ermitaños a ciertas órdenes religiosas como las de San Pablo, San Jerónimo o San Agustín. Los
cartujos y los camaldulenses

No hay comentarios:

Publicar un comentario